miércoles, 1 de diciembre de 2010

Juan 8: 7-11

“Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más”.

Parafraseemos un poco la historia, utilicemos nuestra imaginación para centrarnos en esta historia:

Quizá era una mujer que no encontraba en su marido el amor que esperaba o simplemente no valoraba su vida y se daba al libertinaje en el placer sexual. Quizá en muchas ocasiones había caído en el acto del adulterio, mas sin embargo nunca había sido descubierta.

Posiblemente una mujer no amada, a la cual alguien con dulces palabras endulzo su oído a tal punto de convencerla a pecar de esta forma. Y es que nadie tiene sexo solo por tenerlo, antes hubo que haber insinuaciones, palabras, caricias y alguna que otra cosa que desconocemos.

El hecho de que quizá no se sentía amada por su marido, no era excusa para que esta buscara en otra persona lo que no recibía de su esposo, más aun cuando la Ley de Moisés declaraba que el que fuera descubierto en el pecado del adulterio tenia que morir. Pero eso no fue obstáculo para que ella se dejara llevar por sus bajos instintos que la llevaron a cometer una “locura de amor” la cual podría llevarla a la muerte.

Sin darse cuenta la gente sospechaba de sus malas intenciones, su “nuevo amado” quizá había comentado sobre el hecho a su mejor amigo y este a su vez a “sus mejores amigos”, los rumores llegaron a los “santos” fariseos los cuales planearon pillarlos en el mismo acto pecaminoso.

Fue así como ese día ella, se levanto esperándose encontrar nuevamente con su “nuevo amado” para olvidar sus penas y los desamores de las cuales “quizá” era victima de su esposo. Se perfumo, se puso una de sus mejores ropas y fue a cometer una nueva “locura de amor”, lo que por su mente nunca paso, es que ese día había de pasar lo impensable.

Al llegar a donde su “nuevo amado”, ella se dio por completo, por primera vez estaba sintiéndose “amada”, creía que el pecado le iba a reconfortar y hacer olvidar de sus problemas matrimoniales. Creía que esto era algo de lo que nadie se iba a enterar y que la hacia sentirse “bien”. Pero lo peor estaba por venir, cuando de repente escucho como la puerta del cuarto en donde se encontraban se abrió pesadamente, al volver, vio como muchas personas entre grandes y chicos la observaron en el mismo acto, entre esa multitud los mismos “santos y humildes” fariseos, esos que no tuvieron mas que dar la orden de apedrearla.

La mujer a como pudo tomo sus pocas cosas, y trato de escaparse, lo cual la multitud no permitió, por un momento los escribas y fariseos encontraron en este episodio una oportunidad para acusar a Jesús de no cumplir la ley, astutamente llevaron esta mujer delante de El, le explicaron lo que decía la Ley de Moisés sobre estos casos, y aun tuvieron el descaro de preguntar: ¿Tu que dices?, como esperando que se contradijera para acusarlo.

Jesús se inclinado hacia el suelo escribía en tierra con el dedo, ¿Qué podría escribir el Maestro?, podría ser que escribiera algunos de los pecados mas comunes: Odio, Rencor, Mentira, Avaricia, Enemistades, mientras los escribas insistían en preguntarle, el se levanto y sabiamente dijo: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella”, se inclino nuevamente y siguió escribiendo: Hipocresía, Idolatría, etc.

Y es que la palabra pecado encierra muchísimas palabras y acciones que el ser humano realiza, el pecado no es por escalas de mayor a menor, simplemente es PECADO.

Acusados por su conciencia luego de recibir esa sabia frase, la multitud comenzó a irse uno por uno, de los más viejos a los más jóvenes, seguramente esas palabras fueron dichas con amor, perdón y sobre todo con un tono sobrenatural que hizo cambiar de opinión a una multitud.

Cada uno de ellos se dieron cuenta que juzgaban, mas ellos también necesitan ser juzgados, se dieron cuenta que no eran tan perfectos como creían y que el pecado no era exclusivo de los adúlteros. Por un momento entraron en razón y se elevaron de lo terrenal al ámbito espiritual.

Mientras tanto aquella mujer que buscaba una “felicidad” en lo que hacia seguía callada, viendo como pudiendo con derecho ser juzgada por sus actos, no lo fue, sino al contrario, estaba siendo perdonada, sin merecerlo. Eso es la Misericordia y la Gracia de Dios.

Jesús se levanto nuevamente de escribir en tierra, y le pregunto a esta mujer: “Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?”, como dando a entender que estaba libre de culpa, pero OJO, faltaba algo mas.

La mujer contesto: “Ninguno, Señor”, Jesús respondía a esto: “Ni yo te condeno; vete, y no peques más”.

Primero le pregunto que ninguno la había condenado, y ahora le decía “Ni yo te condeno”, el único que podía condenarla por su acto, el único que tenia la autoridad para decir NO TENGO PECADO, el único que podía tirar esa piedra, NO LO HIZO.

Es grande el amor y el perdón de Dios, su Misericordia nos ha alcanzado, porque aun cuando hemos merecido la muerte por nuestros actos, El siendo el único capaz de juzgarnos y arrojar cuantas piedras desee, no lo hizo, porque te ama, porque quiere ver tu vida restaurada, por eso luego que te perdona te dice: “VETE, Y NO PEQUES MAS”.

¿Qué estamos haciendo con el perdón que Dios no ha otorgado?, estamos aprovechándonos de ese perdón, para seguir pecando, o realmente entendemos que aun sin merecerlo el nos perdono y nos mando a NO PECAR MAS.

Amados, es hora de analizar estas palabras dichas por nuestro Señor, ante el perdón de Dios lo mas agradable delante de su presencia seria NO PECAR MAS. ¿Es difícil? Yo lo se, pero no imposible.

Vivamos cada día agradecidos de su perdón y con conciencia de que hemos sido perdonados para ya no pecar mas, para no vivir una vida de pecado, sino una vida santa para El, una vida apartada de todo aquello que lejos de agradarlo lo desagrada.

Hoy día quiero recordarte el amor, misericordia y perdón de Dios con esta frase que con amor te dice especialmente a ti y a mí:

“VETE, Y NO PEQUES MAS”

Autor: Enrique Monterroza

Escrito para www.devocionaldiario.com

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