jueves, 2 de diciembre de 2010

Efesios 6: 13 - 17 * * * La armadura de Dios * * *


“Toda la armadura de Dios” viene de un pasaje en el Nuevo Testamento: “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.” (Efesios 6:13-17).

Efesios 6:12 indica claramente que el conflicto con Satanás es espiritual, y por lo tanto ninguna arma material puede ser empleada con efectividad contra él y sus demonios. No se nos da una lista de tácticas específicas que él usará. Sin embargo, el pasaje en muy claro en que cuando seguimos fielmente todas las instrucciones, podremos permanecer firmes y obtendremos la victoria, a pesar de sus ofensivas.

El primer elemento de nuestra armadura es la verdad (vs. 14). Esto es fácil de entender, puesto que Jesús dice que Satanás es “el padre de la mentira.” (Juan 8:44). Es muy sorprendente la lista de las cosas que Dios considera como abominaciones. Una “lengua mentirosa” es una de las cosas que Él describe como “aborrecibles para Él” (Proverbios 6:16-17). Él establece claramente que ningún mentiroso será admitido en el cielo (Apocalipsis 22:14-15). Por lo tanto, somos exhortados a basarnos solo en la verdad, para nuestra santificación y liberación, y para beneficio de aquellos ante quienes somos testigos.

También en el vs. 14 se nos dice que nos vistamos con la coraza de justicia. Una coraza debía proteger al guerrero de una herida fatal en el corazón y otros órganos vitales. Esta justicia no se refiere a las obras de justicia hechas por los hombres—aunque éstas ciertamente son una buena cobertura de protección, cuando las usamos contra los reproches y acusaciones que sufrimos a manos del enemigo. Sino más bien, se trata de la justicia de Cristo, imputada a nosotros por Dios y recibida por fe, la cual guarda nuestros corazones contra las acusaciones y cargos de Satanás, y protege nuestro ser interior de sus ataques.

El verso 15 habla de la preparación de los pies para el conflicto espiritual. El soldado moderno, necesita prestar particular atención a sus pies, tanto como lo hacía el soldado en la antigüedad, donde algunas veces el enemigo ponía peligrosos obstáculos en el camino de avanzada de los soldados. Esto se parecía mucho a las minas de hoy. También la enfermedad puede dañar los pies de un soldado que carezca del calzado apropiado. La idea de la preparación con el evangelio de la paz, sugiere que necesitamos avanzar dentro del territorio de Satanás con el mensaje de gracia tan esencial para ganar almas para Cristo. Satanás tiene muchos obstáculos colocados en el camino, para detener la propagación del evangelio.

El escudo de la fe, del que habla el vs. 16, hace inefectivo el ataque de Satanás de sembrar dudas respecto a la fidelidad de Dios y Su Palabra. Nuestra fe –de la que Cristo es el autor y consumador (Hebreos 12:2)—es como un escudo de oro, precioso, sólido y substancial; como el escudo de poderosos guerreros, por el cual grandes cosas son logradas, y por medio del cual, el creyente no solo repele, sino conquista al enemigo.

El yelmo del vs. 17 que cubre la cabeza, es, nuevamente para mantener protegida la parte más crítica del cuerpo. Podríamos decir, que nuestra manera de pensar necesita ser preservada. La cabeza del soldado, estaba entre las partes más importantes por proteger, ya que sobre ella, podían descargar los golpes más mortales, y es la cabeza la que ordena sobre todo el cuerpo. La cabeza es el asiento de la mente, la cual, cuando ha sido guardada por la segura “esperanza” del Evangelio para la vida eterna, no recibirá falsa doctrina, o dará lugar a las desesperantes tentaciones de Satanás. Las persona no salva, carece de la esperanza de protección contra los embates de la falsa doctrina, porque su mente es incapaz de discernir entre los verdadero y lo falso.

El verso 17 se interpreta a sí mismo, respecto al significado de la espada del Espíritu. Mientras que todo lo demás es de naturaleza defensiva, aquí está la única arma ofensiva en la armadura de Dios. Habla de la santidad y el poder de la Palabra de Dios. No es concebible un arma espiritual más grande que ésta. En las tentaciones de Jesús en el desierto, la Palabra de Dios fue siempre Su poderosa respuesta a Satanás. ¡Qué bendición es, que esa misma Palabra esté a nuestra disposición!

Orar en el Espíritu (esto es con la mente de Cristo, con Su corazón y Sus prioridades),

como en el vs. 18, es la culminación de lo que involucra armarnos a nosotros mismos, vistiendo toda la mencionada armadura de Dios. Es significativo que este pasaje de la Escritura es esencial en las prioridades del ministerio, remarcado a través de las epístolas de Pablo; él sostiene que la oración es el elemento más esencial para alcanzar la victoria y madurez espiritual. Cuán sinceramente la solicita también para él mismo (vs. 19-20).

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